Después de que Brian Krzanich dejara su posición como CEO de Intel a mediados de 2018, la empresa de tecnología se vio en un aprieto. Sin un plan de sucesión definido, Bob Swan, entonces Director de Finanzas (CFO), tomó el puesto de manera interina, tras la decisión del Consejo de Administración.

Como él, otros CFO han tomado las riendas generales de empresas trasnacionales como parte de una tendencia que parece tomar fuerza en los procesos de sucesión, los cuales viven la mitad de las empresas locales e internacionales como parte de asegurar la permanencia de su negocio.

La razón es sencilla porque aunque el perfil del CEO normalmente está alineado a un área comercial, el CFO es el otro gran estratega de una empresa al reunir habilidades enfocadas al análisis, la generación de data, la creación de estrategias y, por ende, al entendimiento profundo de la operación de una compañía.

Los números pueden contar la historia de una empresa y permiten conocerla a profundidad, también permiten saber cómo funciona una organización y son un valor agregado que sólo dominan en su totalidad los directores financieros.

Las habilidades técnicas que requiere el cargo de CEO y, que las reclutadoras buscamos en los candidatos, son el conocimiento de negocio y capacidad comercial, el enfoque en la estrategia, el análisis financiero y la orientación hacia la rentabilidad, cualidades que ya son parte del perfil de un CFO.

Las habilidades blandas como la negociación, la capacidad de reacción a la adversidad, el manejo de estrés y la comunicación efectiva son las mismas que requiere cualquier ejecutivo de la C-Suite, encargado de liderar equipos de trabajo y también son parte del ADN del líder financiero.
Hoy, al menos 50% de las empresas que reclutan ejecutivos de primera línea o el famoso C-Suite, focalizan la búsqueda en candidatos con experiencia en el área financiera y no es casualidad que el 60% de los directores generales tengan un MBA.
Un sondeo de la red social LinkedIn asegura que 72% de los CEO ocuparon, durante al menos seis años, un cargo directivo alto previamente. Además, señala que la función prioritaria del CEO es el desarrollo de negocio, seguido de estrategias de ventas y conocimiento de finanzas, lo que fortalece aún más la tendencia.
De acuerdo a la firma consultora McKinsey, 14 CEOs de las 100 empresas de Fortune 500 ocuparon el cargo de CFO antes de escalar a la dirección general, de los cuales, 90% fueron contratados dentro de su misma organización.
El salto de CFO a CEO parece tomar fuerza en el mundo corporativo gracias a la formación externa e interna de los directivos y a un balance entre softskills, habilidades técnicas y una sensibilidad particular a entender el contexto económico y operativo de una empresa que va más allá de los estudios en papel que tenga una persona, sino que se refiere a las buenas prácticas y manejo de sus posiciones previas.

 

Nota: Alto Nivel  | Colaboración: Adriana Fraga